Antes que nada, felices fiestas a todos. Tanto a los que odian estas fechas, como a los que las aprovechamos para comer buen marisquito gratis y en cantidad jajaja...
Ahora que llega época de regalos, me gustaría hacer un pequeño homenaje a uno de mis regalos de la infancia, por no decir que ha sido mi gran regalo, sin duda. Es blandito, suave y cuando hace mucho frío lo apretujo fuerte fuerte, y él siempre ha estado a mi lado cuando lo necesitaba.
Mi osito hoy en día pasaría desapercibido en las estanterías de las tiendas de juguetes. Es blanco como la nieve, de un tejido que pasaría por ser demasiado obsoleto y antiguo, y lo que es peor para los niños de hoy en día: no habla si le aprietas en la barriga.
Su naricilla es de madera y sus ojos grandes como dos lagos rodeados de nieve. Es el primer regalo que recuerdo, tendría quizás 2 o 3 años... Y hasta ahora descansa siempre en un lugar privilegiado de mi cama. Desde allí controla al resto de peluches, porque él es el mayor, y tiene mucha sabiduría.
Hace años me confesó que a veces pasaba frío, y mi madre le calcetó una bonita bufanda que lleva puesta desde entonces. Cuando me ausento de casa un tiempo, en cuanto llego lo abrazo y le doy las gracias por haber controlado que nada en la habitación haya cambiado.
Nunca le puse nombre, siempre le llamé Osito. Porque fue el primero, y porque se lo merecía. Y llevo ya casi 20 años con él, que se dice pronto.
Llegaron nuevos peluches, nuevas muñecas, coches y casitas, pero nada le hacía ni le hará sombra. Él seguirá siendo para siempre mi Osito.
Gracias amigo :)
Ahora que llega época de regalos, me gustaría hacer un pequeño homenaje a uno de mis regalos de la infancia, por no decir que ha sido mi gran regalo, sin duda. Es blandito, suave y cuando hace mucho frío lo apretujo fuerte fuerte, y él siempre ha estado a mi lado cuando lo necesitaba.
Mi osito hoy en día pasaría desapercibido en las estanterías de las tiendas de juguetes. Es blanco como la nieve, de un tejido que pasaría por ser demasiado obsoleto y antiguo, y lo que es peor para los niños de hoy en día: no habla si le aprietas en la barriga.
Su naricilla es de madera y sus ojos grandes como dos lagos rodeados de nieve. Es el primer regalo que recuerdo, tendría quizás 2 o 3 años... Y hasta ahora descansa siempre en un lugar privilegiado de mi cama. Desde allí controla al resto de peluches, porque él es el mayor, y tiene mucha sabiduría.
Hace años me confesó que a veces pasaba frío, y mi madre le calcetó una bonita bufanda que lleva puesta desde entonces. Cuando me ausento de casa un tiempo, en cuanto llego lo abrazo y le doy las gracias por haber controlado que nada en la habitación haya cambiado.
Nunca le puse nombre, siempre le llamé Osito. Porque fue el primero, y porque se lo merecía. Y llevo ya casi 20 años con él, que se dice pronto.
Llegaron nuevos peluches, nuevas muñecas, coches y casitas, pero nada le hacía ni le hará sombra. Él seguirá siendo para siempre mi Osito.
Gracias amigo :)