sábado, diciembre 15, 2007


Algo tan insignificante, algo tan pequeño que se escapa a las supuestas grandiosidades de la sociedad humana...
Es increible como cosas así nos pasan desapercibidas. Fijaros bien, ¡que maravilla! Una araña ha estado tejiendo su hogar, tejiendo mientras nosotros paseábamos por el jardín. Y ella, sin inmutarse, tejía y tejía como Penélope... Y creó esta tela. Y después vino el rocío, ese rocío otoñal que se escapa a toda lógica, a todo raciocinio, y que nos deja regalos como éste. Por cosas como esta merece la pena levantarse cada mañana, desperezarse y salir a la calle, con la bufanda hasta arriba y sintiendo el frío traspasar cada centímetro de tu cuerpo.
Me gustaría poder ser esa araña, al menos por un momento. Y dejarme caer... dejarme caer por un fino hilo de tela, sintiendo el viento en mi delicado cuerpo, sintiendo el baibén y dejándome llevar por la harmonía de la naturaleza. Poder construir algo tan increible, poder trazar en el cielo surcos y luego dejarme caer en un rincón. Descansando. Esperando. Y ver llegar a mi presa, dejarla hacer. Ver cómo poco a poco pierde su vida enrollada en la madeja, y acercarme cuando ya por fin ha dejado de patalear.
El ser humano se ha olvidado de algo esencial: somos animales, somos seres vivos en un planeta agonizante. Y nuestro androcentrismo nos impide ver que lo compartimos con otros seres, grandes y pequeños, que no se merecen lo que les estamos haciendo.
Desde aquí hago una petición, a todos los que me leeis... No olvidemos nuestros orígenes, no dejemos que lo esencial de nuestras vidas se pierda...


1 comentarios:

Gobo dijo...

Pasa muy a menudo, nuestro mundo lo formamos nosotros mismos y en él a veces dejamos entrar a nuestros conocidos. Pero todo se reduce a un yo y a un "ellos". A un trabajo a una vida a un mundo lleno de personas y pasamos deprisa corriendo como queriendo llegar a una meta invisible antes que nadie.

Y nos equivocamos al pasar tan deprisa nos olvidamos que a un lado de nuestro camino crecen flores, unos perros juegan a morder una zapatilla o una "insignificante" araña teje una obra de ingenieria digna del mejor de los arquitectos...

Creamos un mundo artificial, ironicamente muchas veces imitando al mundo real al natural nos rodeamos de cosas sin alma y vacías y no dejamos tiempo para cosas realmente increíbles.

Hay pocas cosas que superen el hecho de coger tu bici perderte por algun monte y pararte quedarte muy quieto y callado y escuchar...

SaludoS