sábado, octubre 18, 2008


¿Una porción de nosotros puede demostrar lo que somos? Alegres, infelices, valientes, tiernos, desubicados, auténticas metamorfosis del alma en estado vegetativo. No, claro que no. Pueden analizarme, incluso psicoanalizarme, pero nadie sabrá al 100 % quién soy, qué soy. Una mesa con tapete, un brazo deseoso de fuga, una canción sonando de fondo. A mi lado, nadie, o todo el mundo. La parte no lo es todo, sin el resto, no es nada. Un mechón de pelo sobre el hombro, un vestido recién planchado, baldosas blancas (que no amarillas) y una canción sonando.

Un segundo capta la materia. Me dice hasta siempre, me susurra un adiós, un ya no volverá, que queda atrapado entre cuatro absurdas paredes de cartón. Yo soy esa, era, ya no. Ahora soy otra, y dentro de un segundo, otra. Ni mil disparos podrían captar qué somos. Y de fondo, sigue sonando aquella canción, que tampoco es, sólo era.

El día que alguien llegue a comprenderme del todo dejaré de ser.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No podemos ser etiquecados, ¿comprendidos?, quizás. Aunque creo que siempre nos guardamos una parte intima, privada, para seguir sorprendiendo a los que nos rodean. Seguro que habrá quien se crea en la situación de poder hacer juicios de valor... necios aquellos.. cada persona es una universo diferente.

Un abrazo Andu

el memo dijo...

es lo malo de enamorarse..... te das a conocer por dentro y creas una fisura en ti...