martes, marzo 24, 2009



A veces todo es más sencillo de lo que aparenta, en unas décimas de segundo eres consciente de que toda una realidad cambia con solo un chasquido de dedos. La sencillez también duele, incluso mata. Una simple bala, pequeña, fría... y de pronto atraviesa un cuerpo y lo frena todo. Por eso hay personas que con pequeñas cosas hacen daño y no son conscientes de ello. Porque esas pequeñas cosas son demasiado insignificantes a sus ojos. Y mientras tú, que te fijas, que sabes lo que pasa, que te preocupas, te encoges en una esquina para ver pasar las horas. Y mientras ellos ganan, tú pierdes. Así es la vida.

sábado, marzo 07, 2009



Un día soñé con un camino de gravilla que me llevaba a un jardín. El cielo estaba nublado, los árboles y la maleza, rebeldes. No soplaba el viento, y un edificio viejo y gris se levantaba contra el cielo. Silencio. Y de pronto, empezó a sonar una canción. Al principio, unos acordes lejanos, tímidos, pero poco a poco se fueron adueñando de mis oídos. Salían de una ventana abierta, como queriendo escapar. Entré en el edificio, subí las escaleras y abrí la puerta de la habitación. Un gramófono dirigido hacia la ventana creaba aquellas notas, aquella extraña voz. Un sofá me invitaba a sentarme. Lo hice, mientras cerraba los ojos y me dejaba llevar. El tiempo se detuvo, y aquella sensación, la música rompiendo el silencio, la soledad del edificio, el reloj parado... es algo que nunca se olvida.