sábado, octubre 01, 2011

Lentamente se va acercando... de fondo, un violín rompe el silencio. La bala viaja a cámara lenta, acercándose más y más a mí. Puedo ver la estela que va dejando a su paso, puedo verla rasgar el aire en dos mitades. Se acerca. La siento. Siento cómo atraviesa mis tejidos, primero la piel, los músculos, roza un par de costillas, pero sigue, imparable. Y llega a su destino, clavándose como mil cuchillos, rompiendo en mil pedazos mi corazón. Corazón que estalla, como si hubiese estado congelado, creando millones de pequeñas astillas que huyen en todas direcciones. Siento la sangre correr, tiñe mi barriga blanca de un rojo intenso. Las lágrimas bajan en torrentes por mis mejillas, saltando luego al vacío. El violín se ha convertido en una orquesta de violoncelos, que lastimeros estallan en mis oídos. Mi vida fluye hacia el suelo, manchándolo todo. Siento vacío.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

los sentimientos pueden ser mas duros que una bala, que la hagan romper en mil pedazos, las lágrimas se secan dejando una leve sonrisa en el rostro con un agradable sentimiento de paz.