Está triste.
Cuando el dolor aparece sin avisar, es cuando más duele. Es una sensación fría, como si cuchillos de hielo atravesaran su corazón una y otra vez, sin pausa, sin descanso. Un dolor que amartillea incesantemente hasta que por fin el corazón deja de latir.
Y cuando eso ocurre, no sirven de nada las palabras. Ni tan siquiera los gestos, ni miradas. No hay nada que calme ese dolor. Tan sólo poder volver hacia atrás, poder evitar lo inevitable, poder decir al tiempo que se pare y que éste lo haga, poder reparar el daño, poder verle de nuevo reír, poder borrar el pasado para escribir un nuevo presente.
Ya no puede fijar la mirada, siempre ausente intentando en sueños recobrar lo perdido. Al principio lo achacan al shock, pero los días en soledad se convierten en meses, años... intentando encontrarle en sus recuerdos. Y por sus sonrisas ausentes, parece que lo consigue. Cuando ella huye de esta realidad, vuelven a estar juntos. Él la besa de nuevo, siente sus manos acariciando su rostro, y por fin el color vuelve a sus mejillas.
Hablan de locura... pero porqué matarla con pastillas cuando ella lo que quiere es vivir recordándole. Su mente es un laberinto de caminos donde sólo ellos dos saben la salida. Y la encuentran cada noche, y como antaño, se cogen de la mano y corren escapando de la realidad. Se olvidan de todo menos de su amor, y buscan sus miradas bajo la luz de la luna. Y de nuevo son felices, y las lágrimas de dolor se convierten en lágrimas de alegría. De nuevo le ve, de nuevo siente su respiración junto a la suya, y sólo sufren por no poder parar el tiempo, por no poder descansar juntos para siempre. ¿Por qué la despiertan?¿Por qué la separan de él cuando ella lo único que desea es abrazarle? No entienden que así la están matando.
Porque los sueños no sólo son ilusiones.
Cuando el dolor aparece sin avisar, es cuando más duele. Es una sensación fría, como si cuchillos de hielo atravesaran su corazón una y otra vez, sin pausa, sin descanso. Un dolor que amartillea incesantemente hasta que por fin el corazón deja de latir.
Y cuando eso ocurre, no sirven de nada las palabras. Ni tan siquiera los gestos, ni miradas. No hay nada que calme ese dolor. Tan sólo poder volver hacia atrás, poder evitar lo inevitable, poder decir al tiempo que se pare y que éste lo haga, poder reparar el daño, poder verle de nuevo reír, poder borrar el pasado para escribir un nuevo presente.
Ya no puede fijar la mirada, siempre ausente intentando en sueños recobrar lo perdido. Al principio lo achacan al shock, pero los días en soledad se convierten en meses, años... intentando encontrarle en sus recuerdos. Y por sus sonrisas ausentes, parece que lo consigue. Cuando ella huye de esta realidad, vuelven a estar juntos. Él la besa de nuevo, siente sus manos acariciando su rostro, y por fin el color vuelve a sus mejillas.
Hablan de locura... pero porqué matarla con pastillas cuando ella lo que quiere es vivir recordándole. Su mente es un laberinto de caminos donde sólo ellos dos saben la salida. Y la encuentran cada noche, y como antaño, se cogen de la mano y corren escapando de la realidad. Se olvidan de todo menos de su amor, y buscan sus miradas bajo la luz de la luna. Y de nuevo son felices, y las lágrimas de dolor se convierten en lágrimas de alegría. De nuevo le ve, de nuevo siente su respiración junto a la suya, y sólo sufren por no poder parar el tiempo, por no poder descansar juntos para siempre. ¿Por qué la despiertan?¿Por qué la separan de él cuando ella lo único que desea es abrazarle? No entienden que así la están matando.
Porque los sueños no sólo son ilusiones.
2 comentarios:
Hay demasiadas preguntas y pocas respuestas. Quiza los sueños son solo reflejos en el tiempo de lo que tenemos o tendriamos que haber hecho. Es en la realidad donde tenemos que elegir los caminos. Hay que soñar para vivir despues el sueño ^^
que razon tiene eso...,se identifika kon mi stado aora mismo xd
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