jueves, diciembre 18, 2008


El ser humano me sorprende cada día más. Es increíble la capacidad que tenemos para amoldarnos a situaciones, para cambiar, madurar, transformarnos, crecer, caer y volver a levantarnos. Somos muchos, millones, y cada uno más diferente al anterior. Y sin embargo, a veces, cuando conoces a alguien nuevo, te entra una extraña sensación, como si ya conocieras a esa persona desde siempre. Y sentir eso es, con perdón, la hostia. Supone traspasar fronteras sociales, supone saltarse los cánones de moralidad, romper la barrera que te separa de los extraños y no sentirte rara cuando le abrazas. Te conviertes, de pronto, en musa del surrealismo más mágico. Pocas veces pasa, pero cuando llega ese momento encuentras el sentido a todo. Y da igual lo que te digan, que si te estás precipitando, que a donde vas con tantas confianzas, que si esto, que si lo otro. Ni caso. Envidia. Maldad, llamémosle X. Disfrutad de ese momento, de esa persona. Porque amigos, amigos, de los de verdad, hay poquitos.

Da gusto ver que todavía queda gente que se preocupa por ti.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

(*)Te chocas con alguien por la calle, le empiezas a tutear y finalmente le terminas abrazando...

Tu amigo/a te dice: "Vaya, es increible las confianzas que te tomas con los recien conocidos, no sé como lo haces, te envidio, tienes un don para conocer a nuevas personas..."

Y tu respondes: "Claro, es que cuando vas por la vida con una magnun del 44, puedes tomarte todas las confianzas del mundo, nadie se atrevería a provocar tu ira o intentar desagradarte, te sientes pleno/a ¿sabes? es la ostia. Te sientes invencible xDD"

Un besote Anduuuu :D

Anónimo dijo...

Buscame x Isabel García Bueno... besiños guapa.

Brujis dijo...

Hola muy cierto lo que escribes...me encanto leerte saludos desde el otro lado del charco..

Anónimo dijo...

lo más bonito de todo es saber que eso lo produces en otros también, y tu lo haces bolita... y de que manera. :)