miércoles, diciembre 31, 2008
Hoy toca despedida: último día del año y quien más y quien menos siente un pequeño nudo en el estómago, porque parece que se cierra una etapa. La mía se cerró quizás hace unas pocas semanas, una serie de cambios que terminan por modificarlo todo y a la vez nada. Y te quedas como estabas, eso sí, en otro nivel, como cuando juegas al Tetris.
Último día del año y parece que llega el Apocalipsis. No, no exagero, sólo he salido a la calle. La gente anda como nerviosa, el cielo está cubierto de nubes negras y hay esa brisa, casi viento, previo a una tormenta. Y en el aire, sin apenas el frío de otros días, se huele el aroma de la catástrofe. Exageraciones, sí, pero me hace gracia, porque justo hoy el tiempo se ha querido confabular para desatar sus Elementos más intrigantes, esos que te hacen dudar de todo.
Y recapacitando sobre el año que ya termina, sólo decir que me ha gustado. Sin más. No es necesario dar explicaciones, meterse en juicios de valor que no llevan a ningún lado.
Pasároslo bien esta noche, pero sobre todo, mentalizaros (y me incluyo) para que el 2009 sea mucho mejor al anterior. Es tan sencillo como intentar mejorar, mejorarnos nosotros mismos y mejorar las situaciones y lo que ocurre a nuestro alrededor. Está claro que las cosas malas siempre van a estar ahí, esto no es una película con final feliz, pero al menos hay que saber responder con los pies firmes a la tierra a los golpes que nos llevaremos. Feliz año a todos, y gracias por haberme leído durante este año que se acaba ya. Portaros bien ^^, un beso a todos (como el de la foto, mejor incluso, que besar a peluches es demasiado aburrido hehe). Cuidaros bichos.
lunes, diciembre 29, 2008
Ego
Voy a ser egoísta y esta entrada me la voy a dedicar a mí, ya que ayer estuve de cumple y me quiero autoregalar esta canción que, supongo, todos conocereis. Muchas gracias a todos los que os acordasteis de mi ayer, sois los mejores (aunque se que la mayoría no leeis esto, pero dicho queda...).
Que paseis un buen fin de año, aunque espero escribir una última entrada del 2008. Portaros bien, hehe.
A veces las cosas en el mundo pasan tan rápido que la gente se olvida de sentir.
jueves, diciembre 18, 2008
El ser humano me sorprende cada día más. Es increíble la capacidad que tenemos para amoldarnos a situaciones, para cambiar, madurar, transformarnos, crecer, caer y volver a levantarnos. Somos muchos, millones, y cada uno más diferente al anterior. Y sin embargo, a veces, cuando conoces a alguien nuevo, te entra una extraña sensación, como si ya conocieras a esa persona desde siempre. Y sentir eso es, con perdón, la hostia. Supone traspasar fronteras sociales, supone saltarse los cánones de moralidad, romper la barrera que te separa de los extraños y no sentirte rara cuando le abrazas. Te conviertes, de pronto, en musa del surrealismo más mágico. Pocas veces pasa, pero cuando llega ese momento encuentras el sentido a todo. Y da igual lo que te digan, que si te estás precipitando, que a donde vas con tantas confianzas, que si esto, que si lo otro. Ni caso. Envidia. Maldad, llamémosle X. Disfrutad de ese momento, de esa persona. Porque amigos, amigos, de los de verdad, hay poquitos.
Da gusto ver que todavía queda gente que se preocupa por ti.
sábado, diciembre 13, 2008
Todos flaqueamos, todos nos hundimos en algún momento. Y a mí me tocó esta semana, pero no pasa nada, nunca pasa nada. Nunca es más importante que otras cosas, ni menos que otras. Me hundí, y cuando ya estaba llegando al fondo reaccioné. Me di de bruces con la realidad, me estaba convirtiendo en lo que no era, estaba observándolo todo con los ojos de la negatividad, esa misma que te absorbe lentamente. Fue una noche febril, mis ojos secos por demasiado café eran incapaces de cerrarse, y daba vueltas en la cama pensando una y otra vez las mismas cosas, liándolas cada vez más, complicando los cruces de ideas hasta tal punto que exploté. Fue rápido, unas lágrimas, más negras que nunca, pero escasas, ahogadas. Luego, un vértigo tremendo, el mayor vértigo que sentí en mi vida, y escuché la voz de mi conciencia. Al principio tímida, poco a poco se fue haciendo con el espacio que necesitaba para desarrollarse, y me lo dijo claramente: es el momento, o sales ahora o te quedas encerrada en el pozo. Fácil, sencillo, tomar una decisión, acatarla y punto. Y así hice, dejé los pensamientos negativos, mis ojos se empezaron a cerrar y pude contemplar todo de nuevo con esa sonrisa que echaba en falta. Asumí mis propios errores, y lo que es más importante, asumí los errores de los demás. Asumí que nadie es perfecto, y que si ni yo misma lo soy, no puedo exigirle a nadie que lo sea. Después de la lucha, de mi lucha, sólo sentí una cosa: paz. Una paz infinita, sentía que aquel momento nunca se iba a volver a repetir, y quería disfrutarlo al máximo. Sentía mi cuerpo, sentía cómo las nubes negras se alejaban, sentía mi respiración. Sentía.
Esta mañana me levanté con el cuerpo dolorido, tras una noche de fiebre intensa. No he ido a trabajar, en mi último día. No tengo fuerzas porque estoy pillando una gripe que me lleva rondando varios días. Llevo toda la mañana en cama, intentando recuperar fuerzas para ver si esta noche puedo ir a la cena del trabajo, pero lo dudo mucho. Me duele el cuerpo, la cabeza, pero no el alma. Si es que existe, si es que tenemos algo que podríamos llamar espíritu, he de decir que está más fuerte que nunca. Escribo esto a las 12 de la mañana de un viernes cualquiera. Fuera hace sol, y frío. El día está como yo, nos hemos sincronizado, o quizás contagiado. Quien sabe.
Esta mañana me levanté con el cuerpo dolorido, tras una noche de fiebre intensa. No he ido a trabajar, en mi último día. No tengo fuerzas porque estoy pillando una gripe que me lleva rondando varios días. Llevo toda la mañana en cama, intentando recuperar fuerzas para ver si esta noche puedo ir a la cena del trabajo, pero lo dudo mucho. Me duele el cuerpo, la cabeza, pero no el alma. Si es que existe, si es que tenemos algo que podríamos llamar espíritu, he de decir que está más fuerte que nunca. Escribo esto a las 12 de la mañana de un viernes cualquiera. Fuera hace sol, y frío. El día está como yo, nos hemos sincronizado, o quizás contagiado. Quien sabe.
lunes, diciembre 08, 2008
Esta es mi sonata preferida del grandioso Ludwig van Beethoven. Cuenta la leyenda que una fría noche de invierno caminaba el compositor por las calles de Bon con un amigo cuando un melodioso piano interrumpió su conversación. Beethoven siguió el sonido que las notas iban dejando en busca de aquel prodigio, hasta que dio con una pequeña y humilde casa. Irrumpió en ella y lo que observó era digno de un cuadro de claroscuros. Un hombre trabajaba en una esquina arreglando unos zapatos, y en un rincón, una muchacha ciega tocaba un viejo piano. La escena estaba iluminada por una vela que danzaba al son de los acordes.
La muchacha explicó que había aprendido aquellas sonatas al escuchar a su vecina tocar el piano, y al saber que era el mismísimo Beethoven el que había entrado en su casa se echó a llorar. El compositor abrió la ventana para iluminar la estancia con la luz de la luna llena, y decidió tocar para la niña. De sus manos salieron improvisadas las que serían las primeras notas de este Claro de Luna lleno de tristeza y soledad.
Esta historia me la contaron cuando era pequeña, quizás mi imaginación o los años hayan podido modificarla, pero la melodía permanece intacta.
Que la disfruten señores.
sábado, noviembre 29, 2008
Un nuevo comienzo. Episodio I
Supongamos por un momento que ya no eres el tipo de persona que creías ser. Que un día te levantas y no reconoces tu cuarto, que una mujer que te llama hijo te recoge la ropa sucia porque va a poner una lavadora, que un niño desagradable te tira de los pantalones y te dice que salgais juntos a jugar. Actúas de forma acorde con la antigua realidad para evitar malentendidos, y escapas cuanto antes de esa casa que ya no reconoces como tuya. Descrubes en el bolsillo de tu pantalón unas llaves de coche, y tras probar con varios que ves aparcados frente a tu portal, consigues abrir uno. Mientras enciendes el motor, ves en el asiento de al lado una chaqueta de mujer y un sobre. Lo abres: varias facturas, un par de cartas de un tal Mario y una fotografía. Es una chica, quizás de tu edad, rubia, de ojos grises que observa distraidamente una revista. No sientes nada al verla, ni siquiera te suena su cara, pero sospechas que quizás en un pasado no muy lejano hayas estado ligado a ella. Pisas el acelerador y cuando llevas varias manzanas te das cuenta de que no sabes a donde ir, ni qué hacer. No conoces a nadie, al menos el Yo actual, ni conoces la ciudad por la que te estás moviendo. Sientes miedo. Decides tomar la autopista y salir de allí lo más rápido posible, y cuando llevas unas horas viendo solamente campos verdes y árboles, decides tomar una salida. El pueblo al que has llegado parece un pueblo fantasma, sin gente por la calle, con casas pequeñas y oscuras, donde las persianas están echadas. Detienes el coche. Abres la guantera y encuentras lo esperado: un carné de conducir con tu fotografía. Te llamas Jaime, tienes 28 años. Y no recuerdas absolutamente nada.
domingo, noviembre 23, 2008
Everybody hurts
Bueno, como ya algunos sabeis, ando tullidita de una mano, que me la quiso robar un perro. Y ya sabeis como son estas cosas, cuando tienes que estudiar te entran ganas de hacer de todo. Y ahora que me falta temporalmente una mano, la derecha para más inri, me entran ganas de tocar la guitarra, dibujar, escribir, sentir las cosas al tocarlas... Así que como me cuesta un poco escribir a una mano, esta semana os dejaré una canción. Quienes me conoceis sabeis que soy una incondicional de REM, y que es uno de esos conciertos a los que algún día me gustaría ir antes de morir, o antes de que se mueran ellos jejeje. Everybody hurts es de las que conviene escucharla con los ojos cerrados, imaginando que caminas por un campo lleno de amapolas, rozándolas con la yema de los dedos, sintiendo el viento revolotear tu pelo... que la disfruten señores, y que pasen buen día.
miércoles, noviembre 19, 2008
Que curiosa es la vida, cuando menos te lo esperas te encuentras haciendo cosas que hará unos meses ni sospechabas que podrías estar haciendo. Sigo en la excavación, ya no de voluntaria, cobrando lo justo, aprendiendo poquito a poco y riendome un montón. Sobre todo con mi Pequeña Hormiga de Satán, y también con Xandriño. Lo mejor de todo son esos días que al salir de trabajar nos vamos a extraños rinconcitos en busca de setas. Estoy aprendiendo un montón, y el otro día me llevé un buen puñado de niscalos que acabaron en mi barriga. Entre las setas y el frío que hace en el Facho mi esperanza de vida se está reduciendo a pasos agigantados!!!
En la autoescuela todo bien: me saqué el exámen teórico el viernes, sin problemas, y los últimos días me lo pasaba teta en clase. Además conocí a Victor (aunque Antonio se empeñe en llamarle Iván), un tío la mar de curioso que me entregaba cds de música con una sonrisa. El otro día quedé con él y llegamos a la misma conclusión: queremos una invasión zombie ya!Las prácticas de coche por ahora no las puedo empezar, están suspendiendo a tanta gente que se están acumulando y ya no cogen en los coches, y me recuerda tanto a cuando decoras una tarta de cumpleaños apretando la manga pastelera que no me importa esperar. Sí, no tiene sentido, pero... ¿qué lo tiene en esta vida?
Mis amigos me van a matar, llevo días diciendo que me voy a pasar por Santiago y no hay manera, no tengo tiempo, y cuando puedo, nadie puede. Pero para la semana tenemos el cumple de Patri, así que hay visita obligada, ¿eh?¡Que tenemos que celebrarlo a la vieja usanza!
En cuanto a salud, pues anda todo el mundo un poco pachucho. Mi perro Nei tiene un tumor, y como está ya muy viejiño, no lo pueden operar. Sólo en caso de urgencia, y no nos dan esperanzas de que pueda salir bien la cosa. Así que desde aquí le mando un lametazo muy grande a mi perro... ¡qué grande eres Nei! Mi prima tiene neumonía, está ingresada en el hospital, y sólo tiene un año y pico. Mi pequeño hobbit sufre también aún las consecuencias de una neumonía, pero ya recuperándose, ¿verdad? No sé, será la época, porque la gente anda medio encogida con el frío, y luego todo se repercute. Sí, lo sé, esto tampoco tiene sentido.
Ya me compré un portátil, yo, la que siempre se puso en contra de tal instrumento, la defensora a ultranza de los ordenadores de sobremesa, pero bueno, supongo que es la crisis de los 22. Me lo acabo de inventar, pero no invento más que cualquier psicólogo de diván y bufanda. Es que todos llevan bufanda, como si eso los hiciera más inteligentes. ¡Ays, que mundo!
Y nada, yo sigo como siempre, cagándome en todo y riéndome de todo. Y con mis sinceridades que duelen, y con mis idas de olla particulares, de las que levantan ampollas, pelos, pus y pieles muertas. Agggg... Y descubrí que el abedul es mi árbol preferido, por eso lo he puesto de fotografía, porque su tronco es blanco. BLANCO!!! Un árbol que rompe así las normas tiene que ser mi alter ego.
Y se me ha metido en la cabeza que tengo que estudiar Geografía, porque soy una geógrafa frustrada!!!Otra vez vuelvo con la paranoia que os mantuvo en vilo durante el último curso de Historia. A veces creo que soy demasiado impulsiva, pero quien sabe, la teledetección me pudo, me enamoró, me dijo tilin tilin aquí está lo tuyo, los climas, mapas y más mapas, visibles, infrarrojos y RGB. Glaciares derretidos y neveros persistentes. Y todo eso en mi mente girando y girando, a veces al contrario de las agujas del reloj, porque el sentido habitual no tiene porqué ser el correcto, como decía Eduard en aquel libro.
Pero entre pensamiento y pensamiento mi corazoncito grita que quiere vivir, vivir y viajar, y conocer nuevos sitios, y hacer el camino de Santiago con lo puesto, y subir a los Picos de Europa, y fugarme a China, Perú y Australia, parando luego en Nueva Zelanda. Y de camino de todo y de ningún lado, quiero salir en un bote a navegar y llegar a una isla perdida, tumbarme en la playa, al sol, y sentir las olas golpeando mi cuerpo.
Y confirmado pues que soy disléxica, que en la autoescuela no pegaba bola con las izquierdas y derechas, y en el exámen del psicotécnico me aprobaron por mis 30 euros.
Y confirmado pues que soy disléxica, que en la autoescuela no pegaba bola con las izquierdas y derechas, y en el exámen del psicotécnico me aprobaron por mis 30 euros.
Al final la culpa de todo es de Maldonado...
domingo, noviembre 16, 2008
Tiempos revueltos
Llevo tiempo dándole vueltas a la idea de lo absurdo que es el sistema en el que vivimos, ya no hablando en términos diplomáticos de capitalismo o era tecnológica, sino de lo absurdo de integrarse hasta tal punto en él que ya no somos siquiera conscientes de nuestros actos hasta que ya es demasiado tarde. Desde pequeños somos tratados como futuros seres en potencia, yendo y viniendo de una escuela donde poder conseguir los conocimientos necesarios, o al menos, mínimos, para poder vivir en sociedad. Luego la gente se bifurca: los hay que trabajan, los hay que prolongan los estudios... pero el fin último es el mismo: llegar a la situación BASE desde la que partir para convertirse en un adulto, con sus propios ingresos y con una vida encaminada. El problema es cuando, llegado a esa BASE, te das cuenta de lo absurdo que ha sido todo hasta el momento. Es más, te das cuenta de que lo más absurdo llega justo ahora, cuando entras de lleno en el Sistema, como si fuesemos pequeñas piezas de un engranaje superior. Al entrar estamos aceptando, firmando, unos términos que son incuestionables (horarios, responsabilidades, máxima fidelidad...) puesto que el mero hecho de cuestionarlos supondría un derrumbe del Sistema, y como consecuencia, la llegada del CAOS y de la anarquía. Cumplido pues con ese primer escalón, lo siguiente es formar una familia, ya sea con hijos o simplemente el hecho de mantener una pareja estable durante tiempo indeterminado. Si no la consigues, el Sistema, la Sociedad, te tacha de inadaptado social, de raro, de incomprendido. Si rompes los lazos de esa pareja, eres un fracasado. El tercer paso es, para mi, el peor. Llamémosle la Monotonía, la Cordura, lo opuesto a la tan temida LOCURA. Es sencillo: tienes un trabajo, una familia, ya no aspires a más. Para el Sistema es suficiente, la pareja te mantiene ocupada con sus peleas el tiempo en que no estás en el trabajo aportando tus miserias. La monotonía llega al segundo día, y rodeado de más seres monótonos, se vuelve todo como una pequeña caja de cerillas llena de autómatas. El que decide preguntarse, cuestionarse, cualquier mínimo detalle es tachado de loco. Así, el resto de la sociedad continúa su ritmo incansable sin preguntarse si aquel pobre hombre podría tener algo de razón. No, puesto que hacerle caso supondría aceptar que nosotros también estamos locos.
Poca gente se atreve a escoger caminos diferentes a los que el Sistema te marca, poca gente es lo suficientemente valiente. Ahora es el momento de preguntarse si esto es lo que quieres, si el fin último en esta vida es trabajar y crear una familia, o si hay algo más allá que nos intentan ocultar. Siempre me gustó pensar que los casos de cientos, miles de personas desaparecidas, que un día salen de su casa y nunca más vuelven a saber de ellos, puede que tenga algo que ver con todo esto. Puede que se trate de gente que se para un momento a pensar y decide cuestionarse su propia situación. Y toman otro rumbo, quien sabe a donde...
sábado, octubre 25, 2008
Se la veia frágil.
Las mañanas frías y soleadas de invierno salía al jardín y se sentaba en el columpio, meciéndose suavemente bajo el tintineo de una campanilla. Aquella melodía se mezclaba con el aroma de las rosas y los jazmines que luchaban por acariciar los rayos del sol. Su tez pálida contrastaba con el negro de su viejo vestido, haciéndola parecer quizás todavía más irreal. Sus labios, ennegrecidos por el frío, simulaban tristemente una colina con profundos valles. Y sus ojos, grandes, oscuros, cansados, sin ganas de vivir. Cuando la veía así, sentada en su columpio, con los pies rozando el viento, sentía lástima por ella. Joven, hermosa y sin embargo, como una marioneta rota, dejaba pasar sus días marchitándose poco a poco, como esa flor que viendo ya su infortunio venir, decide despojarse de su belleza y deja caer sus pétalos.
Hacía bastantes días que no la veía ni tan siquiera llorar, y eso me angustiaba más. Aquel silencio que la rodeaba la volvía más pequeña y débil. Frágil como el cristal.
Intentaba entretenerla con mis viejas historias, pero creo que ni siquiera me escuchaba. Un día recuerdo que le hablé del viejo barco que yo y Joey sacábamos a navegar los días de luna llena, en busca de las doradas. Cuando todavía la luna pendía del horizonte salíamos a navegar, pues era la única forma de atraparlas. Remábamos lentamente, bajo la atenta mirada de las estrellas y con el dulce sonido del mar meciendo nuestros corazones. Hablábamos en susurros, intentando no romper la magia. Y entonces salían. Al principio eran unas pocas manchas plateadas sobre el mar, pero poco a poco, cientos, miles de ellas salían a flote a venerar a la Luna. Las contemplábamos en silencio, hasta que Joey introducía la mano en las frías aguas y sacaba un hermoso pez. Entonces llegaba mi turno: con suma delicadeza extirpaba una de las bellas escamas doradas y la guardaba en una cajita de madera. Luego, Joey soltaba el pez, que nadaba de nuevo libre entre sus compañeros. Y así nos pasábamos el resto de la noche, hasta conseguir llenar la cajita. Aquellos tesoros los guardábamos, decía Joey, para algún día devolverle la sonrisa a quien lo necesitara.
Esa historia, a diferencia del resto, la escuchó con tanta atención que llegué a pensar que quizás ella fuese alguna de aquellas doradas, que reclamaba su tesoro esquilmado. Pero al acabar mi narración volvió a su habitual ensimismamiento.
Los días pasaban y su rostro se arrugaba por la tristeza a ojos vista. Hasta que un día, cuando llegué a su jardín con mi habitual paso cansado, no la encontré sentada en su columpio. Esperé, y esperé, pero no apareció. Con un extraño temblor en la muñeca llamé suavemente a su puerta. Nadie contestó. Giré el picaporte y entré a un pasillo en tinieblas. Pocas veces había estado allí, no le gustaban las visitas. La encontré tirada en una cama sin deshacer, con su viejo vestido negro aferrándose a su cuerpo en un intento desesperado de salvarla. Pero ya era demasiado tarde, la muñeca se había roto para siempre encerrada en una cárcel de dolor.
Y la cajita de madera que llevaba en mis manos se cayó al suelo, esparciendo las doradas escamas por todo el suelo de la habitación.
sábado, octubre 18, 2008
¿Una porción de nosotros puede demostrar lo que somos? Alegres, infelices, valientes, tiernos, desubicados, auténticas metamorfosis del alma en estado vegetativo. No, claro que no. Pueden analizarme, incluso psicoanalizarme, pero nadie sabrá al 100 % quién soy, qué soy. Una mesa con tapete, un brazo deseoso de fuga, una canción sonando de fondo. A mi lado, nadie, o todo el mundo. La parte no lo es todo, sin el resto, no es nada. Un mechón de pelo sobre el hombro, un vestido recién planchado, baldosas blancas (que no amarillas) y una canción sonando.
Un segundo capta la materia. Me dice hasta siempre, me susurra un adiós, un ya no volverá, que queda atrapado entre cuatro absurdas paredes de cartón. Yo soy esa, era, ya no. Ahora soy otra, y dentro de un segundo, otra. Ni mil disparos podrían captar qué somos. Y de fondo, sigue sonando aquella canción, que tampoco es, sólo era.
El día que alguien llegue a comprenderme del todo dejaré de ser.
domingo, octubre 05, 2008
"Supongo que podría estar bastante cabreado con lo que me pasó, pero cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la contemplase toda a la vez y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que está a punto de estallar, pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella, y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. No tienen ni idea de lo que les hablo, seguro, pero no se preocupen, algún día la tendrán."
Lester Burnham, American Beauty
martes, septiembre 30, 2008
De cosas curiosas vive el hombre, y yo no iba a ser menos. El otro día, cuando iba en el asiento de atrás de un coche destino a Ponte de Lima me di cuenta de una cosa: cuando viajo siento la necesidad de hacerlo en una dirección: hacia el oeste. Sí, sonará raro, extraño... pero si viajo en contra del movimiento del sol me entra una extraña sensación en el cuerpo. Me agobio, siento incluso frustración, como si me fuese encerrando en el mundo. Puede que en parte se deba a que vivo donde las olas del Atlántico acarician la costa, o puede que se trate de una huída. Huir de la noche cuando todavía es de día, o huír de la luz del sol cuando las estrellas aún juegan a desordenarse en el firmamento.
En parte, la luz es distinta. Viajando hacia el sol, todo tiene un color brillante, luminoso, como invitándote a seguir las montañas. En su contra, todo son sombras, huidizas, bares con luces de neón y gasolineras vacías. No sé, puede que sea una conducta que huye del pasado y busca el futuro, pues a fin de cuentas, el Este ya fue; el Oeste todavía será.
Me tendré que psicoanalizar para entender este comportamiento. Se abre la veda señores.
P.D: Gracias a Juanjo por ayudarme a escoger la fotografía.
viernes, septiembre 26, 2008
Al final, lo importante en la vida es ser feliz y sonreír.
Todo lo demás, está de paso.
Gracias a todos por haberme creado agujetas en la barriga.
lunes, septiembre 22, 2008
Dicen que existimos porque alguien piensa en nosotros.
Nos creamos de emociones, de sentimientos, de pensamientos... nos formamos poco a poco, como los gusanos de seda, en su cascarón. Pero al salir al mundo, somos un pequeño lienzo en blanco, que tiene todo por escribir. Y la paleta de colores es muy amplia: rojos, azules, verdes... sonrisas, lágrimas, auténticas carcajadas. Amores, paisajes, amigos, ilusiones, deseos, sueños. Escoger un camino, seguirlo, tomar un atajo o simplemente pararse. Somos dueños de nuestras vidas, pero para vivirlas tenemos que estar con ellos. Dejar una huella, profunda, para que nos sigan recordando, incluso cuando nos vamos por caminos diferentes.
lunes, septiembre 15, 2008
Un árbol rojo meciéndose con el viento... Asomo la cabeza por la ventana, respirando con fuerza, y saco un brazo. No llueve, todavía no. Me pongo el abrigo, largo hasta los pies, y me coloco la bufanda. Cojo el paraguas y abro la puerta de la calle. Una bocanada de aire frío recorre mi cuerpo. Quizás debiera esperar... pero no, ahora es el momento.
Camino apresuradamente, bajo la atenta mirada de los cuervos que descansan en la verja de la casa. Mis pasos van formando ecos en el camino, y dejan pequeñas huellas en el barro. Debería apresurarme... Miro hacia atrás y veo cómo poco a poco la casa se hace más pequeña, y como va cambiando el paisaje. Los árboles desnudos se cierran a mi paso, como queriendo abrazarse los unos a los otros. Si, se abrazan... casi puedo sentir su aliento en mi nuca, susurros lanzados al viento, como pequeñas mariposas en días de tormenta.
De pronto, los árboles se abren y el camino se ensancha. Y la puedo ver. Allá, a lo lejos, la colina. Su color en otro tiempo verde se ha vuelto marrón, gris, el color de la tristeza de los inviernos, de la dureza del frío. Su silueta se recorta contra el cielo bruscamente, y el pequeño sendero de guijarros se abre paso hasta la cima. Una gota cae sobre mi frente y se deja ir, resbalando sobre mi nariz, hasta que salta al vacío. Una segunda gota golpea con dureza mi mano, que sujeta con fuerza el paraguas cerrado, y me produce un escalofrío. Está empezando. Debo darme prisa.
Mis pasos, antes apresurados, se vuelven una carrera, y pronto me encuentro subiendo la loma, sintiendo el latido de mi corazón desbocado, y con la única compañía de mi entrecortada respiración. Ya falta poco, unos pasos más y estaré arriba. Al fin lo consigo, y sin pensarlo, me tiro sobre la mustia hierba. Cuando recobro la respiración, me levanto y observo a mi alrededor. Las nubes negras han ido formando un muro que no deja pasar la luz del sol, y la lluvia empieza a mojarme la cara, que se encoje de frío. Abro el paraguas y me resguardo bajo él.
Entonces le veo. Situado a escasos metros de donde me encuentro, un árbol me saluda. Es grande, y a diferencia del resto, todavía conserva sus hojas. Su tronco, grueso, enredado sobre sí mismo se ancla al suelo con numerosas raíces. Las ramas se mecen con el viento y con la presión de las gotas que cada vez caen con más fuerza. Es un árbol rojo, el único. Rojas son sus ramas y sus hojas, y su tronco, en distintas tonalidades de bermellón, acompaña al resto del conjunto. Cierro el paraguas y me acerco a él. Recorro mi mano por su corteza, rugosa y fría, y me dejo caer a su lado, apoyando la espalda en él.
Busco apresuradamente en el bolsillo de mi abrigo, y saco un papel arrugado. Aquella nota escrita con letra temblorosa me trae demasiados recuerdos.
"No te olvides nunca de mí. Prometo que volveré a buscarte"
Cómo olvidarle. Aquella nota, escrita el día en que se fue, y que encontré escondida en mi escritorio. Yo no le olvidaba, no le olvido, y cada día vengo hasta aquí, me siento y le espero. Porque sé que volverá. Me lo ha prometido.
Camino apresuradamente, bajo la atenta mirada de los cuervos que descansan en la verja de la casa. Mis pasos van formando ecos en el camino, y dejan pequeñas huellas en el barro. Debería apresurarme... Miro hacia atrás y veo cómo poco a poco la casa se hace más pequeña, y como va cambiando el paisaje. Los árboles desnudos se cierran a mi paso, como queriendo abrazarse los unos a los otros. Si, se abrazan... casi puedo sentir su aliento en mi nuca, susurros lanzados al viento, como pequeñas mariposas en días de tormenta.
De pronto, los árboles se abren y el camino se ensancha. Y la puedo ver. Allá, a lo lejos, la colina. Su color en otro tiempo verde se ha vuelto marrón, gris, el color de la tristeza de los inviernos, de la dureza del frío. Su silueta se recorta contra el cielo bruscamente, y el pequeño sendero de guijarros se abre paso hasta la cima. Una gota cae sobre mi frente y se deja ir, resbalando sobre mi nariz, hasta que salta al vacío. Una segunda gota golpea con dureza mi mano, que sujeta con fuerza el paraguas cerrado, y me produce un escalofrío. Está empezando. Debo darme prisa.
Mis pasos, antes apresurados, se vuelven una carrera, y pronto me encuentro subiendo la loma, sintiendo el latido de mi corazón desbocado, y con la única compañía de mi entrecortada respiración. Ya falta poco, unos pasos más y estaré arriba. Al fin lo consigo, y sin pensarlo, me tiro sobre la mustia hierba. Cuando recobro la respiración, me levanto y observo a mi alrededor. Las nubes negras han ido formando un muro que no deja pasar la luz del sol, y la lluvia empieza a mojarme la cara, que se encoje de frío. Abro el paraguas y me resguardo bajo él.
Entonces le veo. Situado a escasos metros de donde me encuentro, un árbol me saluda. Es grande, y a diferencia del resto, todavía conserva sus hojas. Su tronco, grueso, enredado sobre sí mismo se ancla al suelo con numerosas raíces. Las ramas se mecen con el viento y con la presión de las gotas que cada vez caen con más fuerza. Es un árbol rojo, el único. Rojas son sus ramas y sus hojas, y su tronco, en distintas tonalidades de bermellón, acompaña al resto del conjunto. Cierro el paraguas y me acerco a él. Recorro mi mano por su corteza, rugosa y fría, y me dejo caer a su lado, apoyando la espalda en él.
Busco apresuradamente en el bolsillo de mi abrigo, y saco un papel arrugado. Aquella nota escrita con letra temblorosa me trae demasiados recuerdos.
"No te olvides nunca de mí. Prometo que volveré a buscarte"
Cómo olvidarle. Aquella nota, escrita el día en que se fue, y que encontré escondida en mi escritorio. Yo no le olvidaba, no le olvido, y cada día vengo hasta aquí, me siento y le espero. Porque sé que volverá. Me lo ha prometido.
viernes, septiembre 12, 2008
Rendirse es la forma más sencilla de acabar con todo. Siempre lo dije, no creo en los que se suicidan, no creo en los que tiran la toalla, ni en los que lloran tirados sobre un manto de hojas muertas. Creo en la luz que sale después de una tormenta. Hoy volvía de desenterrar viejas ilusiones, en el asiento de atrás de un viejo coche, con la ventanilla abierta, sintiendo el viento en la cara jugando con mi pelo. Las nubes corrían veloces; el cielo, de un azul intenso, se reflejaba en el mar, un mar de septiembre, de colores oscuros, brillante, frío. Y las casas desaparecían, los edificios huían, los árboles se abrían paso y las aves danzaban sobre los acantilados. La música latía en mi cabeza, martilleando dulcemente mis emociones. Un piano... Sonrisas en mi cabeza...
Por eso no creo en las derrotas, porque hay luz además de sombras.
Por eso no creo en las derrotas, porque hay luz además de sombras.
miércoles, septiembre 10, 2008
El origen de los avellanos...
Cuenta una leyenda irlandesa que una hermosa hada guardaba un antiguo bosque con un tesoro en su interior. Todos aquellos que se aventuraban a entrar no regresaban, pues se perdían entre sus árboles y acababan vagando sin rumbo hasta que morían. Un príncipe decidió adentrarse en él, y el hada, a cambio de que se casara con ella, le regaló un hilo para que pudiera regresar. El príncipe aceptó y encontró el tesoro, pero no cumplió su promesa. Desesperada, el hada se ahorcó de un árbol, que desde entonces da frutos dorados.
Porque las explicaciones de los que preferimos imaginar no se encuentran en los libros de ciencias.
Porque las explicaciones de los que preferimos imaginar no se encuentran en los libros de ciencias.
jueves, agosto 28, 2008
viernes, agosto 22, 2008
Iba a pedir perdón por no escribir con la asiduidad con la que quisiera pero creo que cada vez eso le importa a menos gente, ya que mis lectores se han reducido mucho últimamente. Cosa que entiendo, la verdad. Debe ser un coñazo leerme ajajaja..
Bueno, al fin estoy excavando. Llevo toda esta semana y la verdad es que hay días realmente duros, de cargar piedras, tierra y que acabas deslomado, y otros días como el de hoy, donde me he reído a más no poder, sobre todo con Antonio, el topógrafo más majo que os podáis imaginar. Hoy acabamos hablando de vicios inconfesables y en esas estábamos cuando pasa Xandre, otro chico de la excavación, y se nos queda mirando con cara de "estoss..." Fue muy bueno, pobre Xandre que nos tiene que aguantar jaja. Hoy encontró un clavo de adorno de un cofre con un dibujito la mar de curioso. Es un crack encontrando cosas. Yo por ahora sólo cerámica, pero bueno, todo llegará^^
Así que nada, hoy me tocó estar en la Estación total, menudo nombre que tiene el aparatito jajaja, que nos estuvimos partiendo un buen rato porque parece el nombre de una cutre peli de Stallone. Y al fin viernes, a descansar y reponer las pilas. La gente de la excavación es toda muy maja, Midori la primera jajaja, y estamos haciendo buenos amigos. Y los peones son unas risas de personajes, hay uno que es igualito a Don Pimpón, a ver si le saco una foto algún día y lo demuestro. Es un caballeroso el hombre de los que ya no quedan, jajaja.
Bueno, por lo demás, todo bien. Los deberes que me llevo para casa son verme los capítulos 6, 7 y 8 de Perdidos porque sino Antonio me los va a fastidiar tanto que habla xD.
Saludines a todos y espero que esteis pasando unas buenas vacaciones ^^ que ya queda poco para el otoño, que ganitas!Por cierto, esa foto son las increíbles vistas que tenemos desde el yacimiento.
sábado, agosto 09, 2008
Un pequeño baúl.
A veces con eso basta para viajar en el tiempo,
como aquellos payasos de ojos tristes que se acurrucan en los sueños de los niños.
sábado, julio 19, 2008
Desde que era pequeñita me aferraba a los vinilos del "boss". Un artista de los pies a la cabeza, con letras poéticas y ritmos inimaginables. Así que hoy le rindo este pequeño homenaje, con Thunder road. No es quizás su canción más conocida, ni la más escuchada. Pero me gusta, me gusta lo que su letra dice, me gusta sus ansias de libertad escondidas detrás de cada nota. Econtré esta versión que inlcuye la traducción, así que atended... y disfrutad.
viernes, julio 18, 2008
Tengo malas noticias. El merliño se murió esta mañana, sin causa aparente. Comía genial, mejor que yo, y físicamente parecía fuerte. Esta mañana, en un lapsus de tiempo cortísimo pasé de verlo bien a verlo encogido, frío, tieso, muerto. Así que hoy no será precisamente un día para recordar. Y ni siquiera le había sacado una foto... en fin.
Hoy no tengo ganas de escribir más, mañana será otro día. Y si, esta foto es repetida, pero tenía que ponerla. Es mi foto de cuando odio un poquito la vida.
jueves, julio 17, 2008
Ayer llamé al arqueólogo y tengo buenas y malas noticias. La mala es que no empezamos hasta el 4 de agosto (son malas porque tenía ganas ya) y que el primer mes estaremos de prácticas (sin cobrar vamos). La buena es que para la segunda campaña, que es a partir de septiembre, sí cobraremos, y habrá más gente en la excavación, y durará más de un mes, así que si todo marcha bien puede que estemos incluso en octubre. Por mi bien, porque necesito la pasta si quiero hacer lo que pretendo hacer (otro día contaré lo que pretendo y no pretendo hacer xD).
Y tengo el pie mal. Hace meses que lo tengo mal, fui al médico y me hicieron una radiografía en la que aparentemente todo está bien. Pero cada poco me duele que no veas... y la cita con el traumatólogo me la han dado para septiembre.¡Viva la sanidad pública! Y esta mañana escapando de una oca que me perseguía forcé el pie y de nuevo me duele horrores.
Otra buena noticia es que hará una hora vino un amigo de mi padre a casa para traernos una cría de merlo, mirlo en castellano, supongo. Es una auténtica bolita, a ver si le saco una foto y os la enseño. El caso es que su mamá se murió y como mi padre es el biólogo del barrio, pues nos traen todos los bichos habidos y por haber. Ahora lo tengo aquí, a mi ladito, en un terrario con todas las comodidades, y cada poco le tengo que dar de comer y de beber con un algodoncito empapado. Uu, debería ponerle un nombre, pero a lo mejor se lo lleva Toño (otro amigo, que tiene criaderos de polluelos y demás) para que tenga compañía. Así que a esperar y a no cogerle demasiado cariño... ¡Está cantando ahora!¡Pero qué majo!
Ayer por la noche montamos el telescopio en la galería de mi casa porque había una luna increíble y encontramos un planeta con tres satélites alrededor. Mi hermana dice que es Júpiter, habrá que hacerle caso. Pero viendo por aquel agujerito me sentí la cosa más pequeñita del universo. No somos nada amigos...
Y tengo el pie mal. Hace meses que lo tengo mal, fui al médico y me hicieron una radiografía en la que aparentemente todo está bien. Pero cada poco me duele que no veas... y la cita con el traumatólogo me la han dado para septiembre.¡Viva la sanidad pública! Y esta mañana escapando de una oca que me perseguía forcé el pie y de nuevo me duele horrores.
Otra buena noticia es que hará una hora vino un amigo de mi padre a casa para traernos una cría de merlo, mirlo en castellano, supongo. Es una auténtica bolita, a ver si le saco una foto y os la enseño. El caso es que su mamá se murió y como mi padre es el biólogo del barrio, pues nos traen todos los bichos habidos y por haber. Ahora lo tengo aquí, a mi ladito, en un terrario con todas las comodidades, y cada poco le tengo que dar de comer y de beber con un algodoncito empapado. Uu, debería ponerle un nombre, pero a lo mejor se lo lleva Toño (otro amigo, que tiene criaderos de polluelos y demás) para que tenga compañía. Así que a esperar y a no cogerle demasiado cariño... ¡Está cantando ahora!¡Pero qué majo!
Ayer por la noche montamos el telescopio en la galería de mi casa porque había una luna increíble y encontramos un planeta con tres satélites alrededor. Mi hermana dice que es Júpiter, habrá que hacerle caso. Pero viendo por aquel agujerito me sentí la cosa más pequeñita del universo. No somos nada amigos...
martes, julio 15, 2008
Recopilatorio
Siento haber tardado tanto en escribir, pero es que las últimas semanas han sido bastante moviditas. El viernes 4, después de mi último exámen, salimos los de clase (bueno, algunos: los más majos que no nos rajamos jajaja) a cenar de tapas, y al día siguiente tuve que trabajar en una fiesta que le hacía la Consellería a los abueletes. Nos echamos unas risas e hicimos nuevos amigos, de nuestra edad y de 80 años. Lo malo es que se nos perdió un abuelo, ¡Eduardo vuelve!
Y nada, al día siguiente tocó mudanza, ¡la cantidad de trastos que tenía en Santiago madre mía! Y me pasé una semana en casa intentando organizar las cosas. Pero bueno, ya es verano, y es tiempo de disfrutar, o eso dicen. Yo de momento, a esperar a ver cuando empiezo con la excavación, que supongo que será en breve (la semana que viene o así), ya os iré comentando mis hayazgos jaja.
Esta foto es de finales de mayo, cuando fuimos de excursión a Ancares, a ver restos de glaciares. Es increíble, ¿verdad? Observen la cara de gilipollas que me sale jajaja, na, eso es lo de menos. Y también mi pedazo chubasquero, que resultó ser un fiasco porque me empapé toda la ropa por dentro. Pero bueno, acabamos todos igual, nos llovió, granizó, medio nevó... y todo eso caminando por las cumbres de las montañas, que echabas un pie mal y te ibas abajo... 2000 metros en caída libre, unas risas vamos! Si es que... nuestra facultad es demasiado friki, mirad a donde nos llevan. Yo creo que se querían deshacer de nosotros, pero no lo consiguieron wuajaja.
Y de notas... ¡pues muy bien!Nunca me fuera tan bien!Se nota que tenía bastante asignatura chorra, que llevo todas aprobadas, aunque me queda por saber la nota de Textos Medievales. Este año llegué a una conclusión: las asignaturas en las que más me esfuerzo saco menos nota que en las que no me esfuerzo tanto. Así que, moraleja: esfuérzate igual, porque sino vas buena.
Estos días estoy teniendo unos sueños muy extraños, estoy en casas antiguas y fuera es de noche. La luz está encendida, pero alumbra muy poco, y yo casi no veo nada. Me paso todo el sueño en mitad de sombras, y es una auténtica agonía. Hay gente conmigo que ven perfectamente... no sé, si alguno sabe interpretar sueños, que me cuente jaja, porque me tiene la cosa intrigada.
Bueno amigos, intentaré recuperar mi blog escribiendo más a menudo ahora que tengo más tiempo. Me voy a llamar a mi jefe-arqueólogo a ver que me cuenta, cruzar todos los dedos porque empecemos de una vez.
jueves, junio 26, 2008
A partir del 4 de Julio empieza una nueva vida, y ya no quiero seguir viéndolo con tristeza ni miedo. Los problemas hay que encararlos, los cambios también.
Así que me despido de todo lo que fui y saludo a la nueva Andu que viene, igual que la anterior, sólo son cambios ajenos a mi, cambios de escenario.
De lado queda la facultad, ahora me saludan las piedras y cerámicas, los huesos de miles de años y las carpetas de archivación.
Voy a disfrutar de esta última semana, de las cañas con los nuestros, de las bibliotecas llenas, de la laberíntica facultad de Historia, donde sigue encendida aquella luz que un día, estando en primero, descubrí.
Y el día 4 de Julio, cuando salga del exámen, diré, como en aquella película de pétalos rojos:
Así que me despido de todo lo que fui y saludo a la nueva Andu que viene, igual que la anterior, sólo son cambios ajenos a mi, cambios de escenario.
De lado queda la facultad, ahora me saludan las piedras y cerámicas, los huesos de miles de años y las carpetas de archivación.
Voy a disfrutar de esta última semana, de las cañas con los nuestros, de las bibliotecas llenas, de la laberíntica facultad de Historia, donde sigue encendida aquella luz que un día, estando en primero, descubrí.
Y el día 4 de Julio, cuando salga del exámen, diré, como en aquella película de pétalos rojos:
"Hoy es el primer día del resto de mi vida"
miércoles, junio 18, 2008
Hoy estoy que no estoy. Acabo como quien dice de salir de un exámen para el que estudié dos días de nada, 5 preguntas: 2 bien, 1 inventada, 1 que me vino la inpiración en el último minuto y otra que me soplaron. Vamos, que de lujo. Lo bueno es que el profesor es más bueno que un cacho de pan, y como la clase aún por encima está llena de guiris de erasmus que no se enteran de nada, mi exámen a su lado será una obra maestra. Al menos habré puesto bien los tiempos verbales xD. Y rebuscando en google encontré esta foto de E.R., el profesor en cuestión con forma de pan xD...
Al salir empezamos a hablar del exámen sin darnos cuenta de que estaba la puerta de la clase abierta, y nos pusimos a agradecernos mutuamente el habernos pasado información (así, dicho de forma culta queda mejor) cuando sale el profesor con cara de "os he escuchado todo" y nos dice "¿podeis ir a otro sitio a hablar, porfavor?" Si es que es más rico que el pan con mantequilla. Y seguro que escuchó nuestros intercambios de preguntas, pero se hizo el loco (además de que durante el exámen me vio hablar con todo cristo ayss)
Para más inri luego fuimos a tomarnos un café, café de resaca estudiantil, y por el camino se me jodió una pierna y ahora me duele tres pueblos.
Se suponía que tenía que pillar un libro en la biblioteca, antes de que lo pille otra persona y me quede a cuadros sin poder hacer el trabajo de Textos Medievales y se me ha olvidado el nombre del libro (¿principios de alzheimer ?).
Y en mi habitual parloteo de querer hablar con todo el mundo me he puesto de cháchara con unos de 4º sobre arqueología y los tíos ahora me saludan efusivamente 100 veces al día. Si me los cruzo 5 veces seguidas las 5 me saludan. Rayada.
Si, hoy tengo el día estúpido. Cuando debería estar con subidón, que ayer saqué mi primera Matricula de Honor de la carrera (y última) por el trabajo de Prehistoria de Galicia, que estoy aún que no me lo creo. ¿Yo matrícula? Si la única matrícula que conozco es la del coche de mis padres. Y ni esa xD. Pero bueno, estas cosas suben el ánimo, porque por lo menos sirvió de algo echarme tres días encerrada en casa leyendo cosas sobre qué hacían con los cadáveres de los guerreros los celtas. Muy friki si.
En fin, que será mejor que vaya a hacer algo productivo con mi vida. Un saludo gente. Por cierto, no sé que hice pero ahora no encuentro la letra con la que siempre escribo, y además aparecen dos tipos de letra distintos cuando estoy todo el tiempo poniendo la misma. Viva yo xD
miércoles, mayo 28, 2008
No me gusta dejar esto vacío durante mucho tiempo, pero es que últimamente no paro. Estoy de trabajos hasta arriba, y en breve los exámenes acechando detrás de un árbol, con esa mirada presuntuosa que siempre tienen... En fin, que os mando a todos un cariñoso saludo y espero que os vaya todo genial.
Yo ahora estoy en un hueco libre que he encontrado, bien escondidito estaba detrás de la pila de papeles que cubren mi escritorio. Es tiempo de estudios, de búsqueda de excavaciones para este verano y de replantearme muchas cosas. La semana que viene terminamos las clases, mi última semana de clases en esta facultad. Aún no me he ido y ya la estoy echando de menos. Pero es inevitable, los cambios lo son. Y ahora ya lo he asumido, o intento hacerlo. Así que nada, termino mis cinco años de carrera con una asignatura por la que apenas he pasado este curso, ya que me cuadraba con otras, así que será una última clase diferente. Historia de la cultura latinoamericana, ni siquiera es de mi especialización. Así que pensandolo bien, mi verdadera última clase va a ser Arqueología Clásica. Griegos y romanos abrazándose en una despedida. La vida tiene estas cosas. Cuando suene el timbre por última vez me gustaría levantarme y aplaudir, felicitarme a mí misma, ya que eso nunca lo hacemos, nos olvidamos de quien más cerca está de nosotros: el yo interno.
Y Castro, nuestro querido profesor de Cultura Contemporánea, ese hombre bohemio, con su chaqueta de pana, su dialéctica proustiana... a ese hombre deberíamos despedirle de alguna forma especial, como a él le gustaría: como en el Club de los poetas muertos, subidos todos en nuestras mesas y gritando ¡Oh capitán mi capitán!Yo ahora estoy en un hueco libre que he encontrado, bien escondidito estaba detrás de la pila de papeles que cubren mi escritorio. Es tiempo de estudios, de búsqueda de excavaciones para este verano y de replantearme muchas cosas. La semana que viene terminamos las clases, mi última semana de clases en esta facultad. Aún no me he ido y ya la estoy echando de menos. Pero es inevitable, los cambios lo son. Y ahora ya lo he asumido, o intento hacerlo. Así que nada, termino mis cinco años de carrera con una asignatura por la que apenas he pasado este curso, ya que me cuadraba con otras, así que será una última clase diferente. Historia de la cultura latinoamericana, ni siquiera es de mi especialización. Así que pensandolo bien, mi verdadera última clase va a ser Arqueología Clásica. Griegos y romanos abrazándose en una despedida. La vida tiene estas cosas. Cuando suene el timbre por última vez me gustaría levantarme y aplaudir, felicitarme a mí misma, ya que eso nunca lo hacemos, nos olvidamos de quien más cerca está de nosotros: el yo interno.
Va a ser una semana rara... pero ahora sólo pensaré en el presente, pues el futuro no existe. Y el presente es que en nada nos vamos dos días a Ancares de excursión, nuestra última excursión, de montaña en montaña en busca de neveros y restos de antiguos glaciares. Que frikis somos^^ echaré de menos estas cosas.
Y hoy he hablado con mi futuro jefe de excavación: en Julio si todo va bien estaré en la cima de mi tierra desenterrando viejas historias. Un saludo a todos, y un consejo: disfrutad de lo que teneis, ahora, sin más. Mañana ya pensareis...
domingo, mayo 04, 2008
Siempre he pensado que los días con niebla ayudan a sentirnos diferentes. Te levantas, abres la persiana y el mundo que te esperabas, el paisaje monótono de siempre, desaparece a pasos agigantados entre la espesa niebla. La sensación que esa imagen produce es sobrecogedora, y me apetece salir corriendo a la calle para ver si me atrapa y me lleva con ella.
De pequeña siempre pensaba que la niebla venía del mar (y en parte, cierto es), y con ella llegaban las voces de los náufragos pidiendo ayuda. Por eso siempre sentía angustia por querer oírles, por querer ayudarles. Y salía al jardín, a veces corría hasta la playa, y llamaba por ellos. Les decía que no se preocupasen, y estaba convencida de que me escuchaban.
Años después sigo sintiendo algo especial cuando amanece cubierto de niebla. La gente camina apresurada por las calles, con miedo incluso, y los coches con sus luces amarillentas aminoran su marcha. Me recuerdan a pequeños farolillos traspasando un bosque cubierto de zarzas. La niebla a veces es tan espesa que parece meterse en las casas, y si no andas con cuidado se puede quedar escondida en esos rincones oscuros y fríos de la vida. Porque hay gente que vive sumida en desazón, caminando como zombies por las calles. Y es triste verlos, pasan contínuamente a nuestro lado y cuando lo hacen siento frío, y por unos momentos me contagian su tristeza. Me recuerdan a aquellos náufragos que, cuando era pequeña, me pedían ayuda.
Quizás todo esté relacionado, quizás por eso a la gente no le gusta el invierno, la niebla, la lluvia. Porque les recuerda que somos seres débiles, que como cualquier otro animal, nos asustamos fácilmente. Pero a mi me gusta, me gusta ir caminando y hacer un dibujo en mi cabeza de cómo serán los siguientes cinco pasos. Y poder así crear mi propio mundo, extraño, raro. Un mundo en el que a nadie le gusta vivir, pues se vuelven autómatas en sus coches de luces amarillas y caminando apresuradamente para resguardarse en las casas. La gente tiene miedo a lo desconocido, por eso prefieren la luz de un día de verano, donde hasta los rincones más oscuros pierden su magia para mostrar la realidad.
De pequeña siempre pensaba que la niebla venía del mar (y en parte, cierto es), y con ella llegaban las voces de los náufragos pidiendo ayuda. Por eso siempre sentía angustia por querer oírles, por querer ayudarles. Y salía al jardín, a veces corría hasta la playa, y llamaba por ellos. Les decía que no se preocupasen, y estaba convencida de que me escuchaban.
Años después sigo sintiendo algo especial cuando amanece cubierto de niebla. La gente camina apresurada por las calles, con miedo incluso, y los coches con sus luces amarillentas aminoran su marcha. Me recuerdan a pequeños farolillos traspasando un bosque cubierto de zarzas. La niebla a veces es tan espesa que parece meterse en las casas, y si no andas con cuidado se puede quedar escondida en esos rincones oscuros y fríos de la vida. Porque hay gente que vive sumida en desazón, caminando como zombies por las calles. Y es triste verlos, pasan contínuamente a nuestro lado y cuando lo hacen siento frío, y por unos momentos me contagian su tristeza. Me recuerdan a aquellos náufragos que, cuando era pequeña, me pedían ayuda.
Quizás todo esté relacionado, quizás por eso a la gente no le gusta el invierno, la niebla, la lluvia. Porque les recuerda que somos seres débiles, que como cualquier otro animal, nos asustamos fácilmente. Pero a mi me gusta, me gusta ir caminando y hacer un dibujo en mi cabeza de cómo serán los siguientes cinco pasos. Y poder así crear mi propio mundo, extraño, raro. Un mundo en el que a nadie le gusta vivir, pues se vuelven autómatas en sus coches de luces amarillas y caminando apresuradamente para resguardarse en las casas. La gente tiene miedo a lo desconocido, por eso prefieren la luz de un día de verano, donde hasta los rincones más oscuros pierden su magia para mostrar la realidad.
viernes, mayo 02, 2008
Resulta que últimamente me estoy dando cuenta de que mi vida es un conjunto de casualidades que se van uniendo rítmicamente. Y el otro día, mientras le mandaba un email a un profesor (y mientras lo redactaba se me fue la olla hasta el punto de decirle Pues nada, un beso y cosas por el estilo) entré en los enlaces de Sia y me encontré con un blog muy bueno. No es por hacerle la pelota ni mucho menos, pero Mhedgal tiene algo especial. ¡Os lo recomiendo!
Además, hoy mi madre expone dos de sus cuadros en la Casa da Cultura, junto a otros pintores, y se la ve muy ilusionada. Pinta muy bien mi madre, algún día sacaré fotos de sus cuadros.
Y mi perro Nei "progresa adecuadamente". Es que estaba malito, con un tumor, y ya lo operaron dos veces. Pero ahora se le ve genial. Ojalá pudiérais conocerle.
Otro motivo que me hace feliz es ver que aún existe algo en lo que creer: en la gente. En ciertas personas, que, como Mhedgal, deciden ser donantes de médula y no piden absolutamente nada a cambio. Yo soy donante de sangre, cada 3 o 4 meses, más no puedo porque no me dejan. Pero me estoy planteando lo de la médula, pues supondría ayudar a muchísima gente. ¡Y os animo a que también lo hagais!
Por otra parte, estoy haciendo un trabajo para Arqueología Clásica con Alberto y Patri sobre la navegación romana y me ha tocado la parte de faros y comercio. ¡Me voy a volver una experta a este paso!Jajaja... estoy ampliando conocimientos, por si algún día se me da por ahí y me construyo mi propio faro para guiar el rumbo de los barcos escuchando el sonido de las olas. Siempre he pensado que es uno de los trabajos más increíbles del mundo. Solitario, si, pero de vez en cuando la soledad también es buena.
Me despido ya deseándoles a todos un buen día, que disfruteis de la primavera, que nos regala estampas increibles.
viernes, abril 25, 2008
Esta foto es de mi facultad, del claustro. Siempre en fotografías oficiales se ve la fachada, al otro lado, pero hoy tengo ganas de hablar de lo que han supuesto estar aquí cinco años, dentro de esas paredes. Y es que se acerca la despedida final. Han sido cinco años increíbles, donde todos hemos aprendido a crecer solos.
He aprendido mucho: no sólo de historia, de siglos y siglos de gentes que, unidas, hicieron cosas increíbles. He aprendido de la vida, de mis amigos, de amores imposibles, de tardes en Bonaval al sol, de paseos por la Quintana, de salidas nocturnas, de escapadas en busca de la piedra filosofal de todo arqueólogo, de tardes enteras riéndonos, imaginando, prognosticando... También de días, semanas enclaustrados bajo las paredes de muchas bibliotecas distintas, cada una con su encanto. Luchando juntos por al aprobado, animándonos los unos a los otros y sin perder nunca la sonrisa.
Nunca olvidaré a cada una de las personas que conocí estos cinco años, incluso a aquellos que, ya conociéndolos, me enseñaron nuevas caras día a día. Cinco años y tres pisos distintos, cada uno con su historia. En primero todo eran miedos e ilusiones mezcladas en una tarta de chocolate. En aquella pequeña habitación aprendí a saber echar de menos, y aprendí a saber decir "la vida está para disfrutarla". Elena y Ana fueron mi familia durante un año, recuerdo que muchas veces discutían y se pasaban días sin hablarse. Y yo, la muchacha de la habitación pequeña, llamaba una y otra vez en sus puertas llevando recados para intentar que se perdonasen. En segundo ya había crecido un poquito más, y por eso quizás me relajé demasiado. Y se notó en Septiembre. El piso estaba genial: enorme, lleno de luz, pero caro. Mis compañeras: Xela, Patri y Abi. Las cosas fueron genial hasta que hacia final de curso se torcieron, y Abi nos mostró su peor cara. Me da pena pensarlo, pero quizás mejor así. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Así que en tercero: piso nuevo. Recuerdo que Xela y yo, después de días buscando, lo encontramos casi por casualidad, cuando Patri estaba en un exámen, y la pobre salió corriendo para ir a verlo. Pequeñito, oscuro, pero parece salido de una casita de muñecas, especialmente nuestras habitaciones. Con sus muebles de madera antiguos y ese olor a guardado tan característico de las casas antiguas. Tercero me sirvió para aprender muchas cosas, y sobre todo, para darme cuenta de los errores del pasado. Cuarto fue un año renovador, conocí a mucha gente nueva increíble de la que ahora me siento muy orgullosa y con la que sigo compartiendo sueños. Este último año, Xela se ha ido y Águeda es nuestra nueva compañera, aunque ya era antes nuestra amiga. Lo que más me gusta de ella es que puedes hablar con ella de todo, y muchas veces nos pasamos horas soñando con nuestro futuro jeje.
El caso es que como dice mi padre, "hay que dejar que la Universidad pase por ti, no sólo pasar tú por ella". Y creo poder decir que ha pasado por mi. Ha sido una experiencia increíble, muy gratificante, y me siento muy orgullosa de que todos hayamos llegado a la meta casi a la vez. Algunos quedaron atrás: Tania, Thais, Adrián... pero es que la vida nunca sabes como te va a responder, y a veces tomamos decisiones equivocadas. Lo importante es que ahora sí estén haciendo lo que realmente quieren.
Hoy estoy tristona, y quería haber escrito cosas alegres. Otro día lo intentaré. Pero necesitaba hacer una cosa. Sé que la mayoría no va a leer esto, pero lo diré de todas formas, a ver si el viento se lleva mis palabras hasta vuestros oídos:
He aprendido mucho: no sólo de historia, de siglos y siglos de gentes que, unidas, hicieron cosas increíbles. He aprendido de la vida, de mis amigos, de amores imposibles, de tardes en Bonaval al sol, de paseos por la Quintana, de salidas nocturnas, de escapadas en busca de la piedra filosofal de todo arqueólogo, de tardes enteras riéndonos, imaginando, prognosticando... También de días, semanas enclaustrados bajo las paredes de muchas bibliotecas distintas, cada una con su encanto. Luchando juntos por al aprobado, animándonos los unos a los otros y sin perder nunca la sonrisa.
Nunca olvidaré a cada una de las personas que conocí estos cinco años, incluso a aquellos que, ya conociéndolos, me enseñaron nuevas caras día a día. Cinco años y tres pisos distintos, cada uno con su historia. En primero todo eran miedos e ilusiones mezcladas en una tarta de chocolate. En aquella pequeña habitación aprendí a saber echar de menos, y aprendí a saber decir "la vida está para disfrutarla". Elena y Ana fueron mi familia durante un año, recuerdo que muchas veces discutían y se pasaban días sin hablarse. Y yo, la muchacha de la habitación pequeña, llamaba una y otra vez en sus puertas llevando recados para intentar que se perdonasen. En segundo ya había crecido un poquito más, y por eso quizás me relajé demasiado. Y se notó en Septiembre. El piso estaba genial: enorme, lleno de luz, pero caro. Mis compañeras: Xela, Patri y Abi. Las cosas fueron genial hasta que hacia final de curso se torcieron, y Abi nos mostró su peor cara. Me da pena pensarlo, pero quizás mejor así. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Así que en tercero: piso nuevo. Recuerdo que Xela y yo, después de días buscando, lo encontramos casi por casualidad, cuando Patri estaba en un exámen, y la pobre salió corriendo para ir a verlo. Pequeñito, oscuro, pero parece salido de una casita de muñecas, especialmente nuestras habitaciones. Con sus muebles de madera antiguos y ese olor a guardado tan característico de las casas antiguas. Tercero me sirvió para aprender muchas cosas, y sobre todo, para darme cuenta de los errores del pasado. Cuarto fue un año renovador, conocí a mucha gente nueva increíble de la que ahora me siento muy orgullosa y con la que sigo compartiendo sueños. Este último año, Xela se ha ido y Águeda es nuestra nueva compañera, aunque ya era antes nuestra amiga. Lo que más me gusta de ella es que puedes hablar con ella de todo, y muchas veces nos pasamos horas soñando con nuestro futuro jeje.
El caso es que como dice mi padre, "hay que dejar que la Universidad pase por ti, no sólo pasar tú por ella". Y creo poder decir que ha pasado por mi. Ha sido una experiencia increíble, muy gratificante, y me siento muy orgullosa de que todos hayamos llegado a la meta casi a la vez. Algunos quedaron atrás: Tania, Thais, Adrián... pero es que la vida nunca sabes como te va a responder, y a veces tomamos decisiones equivocadas. Lo importante es que ahora sí estén haciendo lo que realmente quieren.
Hoy estoy tristona, y quería haber escrito cosas alegres. Otro día lo intentaré. Pero necesitaba hacer una cosa. Sé que la mayoría no va a leer esto, pero lo diré de todas formas, a ver si el viento se lleva mis palabras hasta vuestros oídos:
Muchas gracias por todo, por haberme hecho estos cinco años tan Grandes (como nosotros decimos), por haberme dibujado sonrisas todos los días y gracias por haberme enseñado cada uno y una de vosotros una parte enorme de la vida.
Gracias.
sábado, abril 05, 2008
En Cultura Contemporánea nos han mandado hacer un trabajo libre, y mi grupo y yo hemos escogido hacerlo sobre Virginia Woolf. Una mujer quizás adelantada a su tiempo, de esa clase de personas que rozan la genialidad con los dedos para después atraparla para siempre entre los hierbajos que crecen en los cementerios.
Y sorteamos los libros. Y a mí me tocó Orlando. Orlando... un ser de ayer y de hoy, alguien que tenía todo por vivir y cayó en lo más hondo. Amaba la soledad, la naturaleza, daba largos paseos en busca de lo que no encontraba entre las lujosas paredes de su mansión victoriana. Orlando pasaba de la felicidad a la tristeza en los segundos en los que tarda en llegar al suelo la flor del cerezo. Su mayor defecto: ver la muerte y no la vida. Observar una rosa y verla marchitar...
Y siento que yo también observo a veces la vida desde esa perspectiva. No veo la vida, veo la muerte. Veo cosas y sólo puedo pensar en que pronto terminarán, en que llegará un día en que nada sea así, y todo termine. Como las rosas cuando se marchitan. Hace tiempo conocí a alguien semejante. Un hombre condenado a ver para siempre la muerte en cada grano de arena de la vida. Y pensé que no habría nada más horrible... que no habría condena más terrible para la humanidad que ver su propia derrota.
Porque a fin de cuentas, acabaremos todos en el mismo lugar.
Y sorteamos los libros. Y a mí me tocó Orlando. Orlando... un ser de ayer y de hoy, alguien que tenía todo por vivir y cayó en lo más hondo. Amaba la soledad, la naturaleza, daba largos paseos en busca de lo que no encontraba entre las lujosas paredes de su mansión victoriana. Orlando pasaba de la felicidad a la tristeza en los segundos en los que tarda en llegar al suelo la flor del cerezo. Su mayor defecto: ver la muerte y no la vida. Observar una rosa y verla marchitar...
Y siento que yo también observo a veces la vida desde esa perspectiva. No veo la vida, veo la muerte. Veo cosas y sólo puedo pensar en que pronto terminarán, en que llegará un día en que nada sea así, y todo termine. Como las rosas cuando se marchitan. Hace tiempo conocí a alguien semejante. Un hombre condenado a ver para siempre la muerte en cada grano de arena de la vida. Y pensé que no habría nada más horrible... que no habría condena más terrible para la humanidad que ver su propia derrota.
Porque a fin de cuentas, acabaremos todos en el mismo lugar.
jueves, marzo 20, 2008
Porque siempre nos quedarán las estrellas..
Aún estando en una jaula encerrado, mira hacia arriba, y verás la libertad. El cielo azul, la noche oscura sin luna, las estrellas formando dibujos, los pájaros sobrevolando tu cabeza, el viento moviendo las nubes, las hojas de los árboles haciendo su último viaje...
Cuando la gente me dice: ¿y qué vas a hacer con tu futuro? miro hacia arriba y pienso: no lo sé, pero seguro que, escoja lo que escoja, irá bien. Porque el mundo es un lugar del que disfrutar, la vida es corta, y hay que vivirla intensamente. Cada segundo aquí encerrada me carcome y quiero salir a la calle y poder gritarle al cielo "gracias".
Gracias por haber estado ahí, ayudándome, día tras día, a superar los encierros que nos depara la vida.
sábado, marzo 08, 2008
Un diálogo en la oscuridad...
- Te echo de menos... te llevo echando de menos desde la última vez que pude contemplar tu rostro.
- Sabías que esto iba a pasar, no me culpes.
- Dices que sigues enamorado, demuéstralo pues.
- Yo no exijo nada, sólo que me escuches.
- Me haces daño con tus palabras...
- Te odio...
- Qué más da. La vida es un contínuo dolor. Y tú bien lo sabes.
- ...
-...
- Juegas conmigo, ¿verdad?
- ¿Qué va a pasar?
- Si te doy otra oportunidad.
- Mientes. Siempre me has mentido. ¿Por qué iba a creerte ahora?
- El amor no es deseo.
- ...
- Antes te gustaba. Querías que estuviera callada, siempre en silencio...
- ¡Cállate, me haces daño!
- ...
- ...
- Te quiero
- ...
- Gracias...
- Sabías que esto iba a pasar, no me culpes.
- No te culpo, fracasaría en la vida haciéndolo.
- Dices que sigues enamorado, demuéstralo pues.
- ¿Exiges amor?
- Yo no exijo nada, sólo que me escuches.
- Llevo toda una vida escuchándote, ¿acaso tienes algo nuevo que decirme?
- Me haces daño con tus palabras...
- No seas ilusa, dime, dime eso que tanto necesitas decirme.
- Te odio...
- Ahora eres tú quien me hace daño...
- Qué más da. La vida es un contínuo dolor. Y tú bien lo sabes.
- Siento tu piel tan cerca que podría acariciarla con mis suspiros...
- ...
- Dame otra oportunidad.
-...
- La próxima vez será la buena. No más fallos, no más mentiras.
- Juegas conmigo, ¿verdad?
- Quisiera poder jugar, al menos. Pero me rechazas, contínuamente.
- ¿Qué va a pasar?
- ¿A que te refieres?
- Si te doy otra oportunidad.
- Que te amaré como nunca...
- Mientes. Siempre me has mentido. ¿Por qué iba a creerte ahora?
- Porque tú también me deseas...
- El amor no es deseo.
- ¿Me amas pues?
- ...
- Siempre has sido tan reservada...
- Antes te gustaba. Querías que estuviera callada, siempre en silencio...
- El silencio es pureza. Las palabras sólo marchitan los corazones.
- ¡Cállate, me haces daño!
- Siento el brillo de tus ojos aún estando en la oscuridad.
- ...
- ¿Estás llorando?
- ...
- Te quiero
- ...
- Gracias...
sábado, febrero 23, 2008
¡Hola gente!
Hacía mucho que no me pasaba por aquí, porque llevo un mes muy liada con exámenes. Así que la sorpresa fue mayúscula cuando mi buena Ranita Peregrina me concedió este premio Arte y Pico por mi blog. Creo que no me lo merezco porque soy bastante desastre, pero muchísimas gracias, me ha hecho mucha ilusión.
Yo como galardonada tengo que seguir las normas del premio, que las dejo aquí para que todos las veais:
1) Debes elegir a 5 blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma.
2) Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autor y el enlace a su blog para que todos lo visiten.
3) Cada premiado, debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que la ha premiado.
4) Premiado y premiador, debe exhibir el enlace de Arte y pico, para que todas sepan el origen de este premio.
Dicho todas estas cositas protocolarias, me dispongo a dar los 5 premios Arte y Pico. He de decir que me ha costado mucho elegir, porque todos sois muy buenos escritores-blogeros, pero finalmente me he decantado por los siguientes: (enhorabuena chicos)
Blog de Esther "Bohème dans la Lune"
Blog de Sia y su querido Palacio de la Memoria
Blog de la Bestia y su poesía
Blog de Gobo el mágico
Blog Oskuridad de Darko
Para los premiados, enhorabuena. Seguir así que nos hacéis felices a todos. Para los que no han sido premiados, sabeis el porqué: no lo puedo hacer con todos jajaja... y a Midori sabe que no la premié porque ella misma me lo pidió^^
Gracias a todos.
Me siento como en los Oscar,jajaja, quiero dar más premiosssssss...
viernes, febrero 01, 2008
Mientras veía las nubes reflejadas en el lago escuchaba mi corazón latir pausadamente. No había allí nadie más, tan solo los pequeños ruiseñores que se acercaban curiosos a la orilla.
El viento arrastraba con furia los nubarrones como queriendo alejarlos de mí, y formaba curiosos dibujos en el cielo, permitiendo que el sol se filtrara lentamente entre los cirros.
Y mientras contemplaba aquel espectáculo de la naturaleza, ella apareció.
Al principio apenas noté su presencia, tan sólo un leve roce en el aire, un suspiro contenido. Pero en seguida se aproximó y se dejó caer a mi lado.
Su pelo color plata se mecía con el viento, juguetón, quizás queriendo ganar tiempo. Su tez pálida reflejaba el sol, y me cegaba la vista.
Entonces habló:
"Sé lo que pasará"
Lo sabía, sí. Sabía que pronto llegaría la hora. Que terminaría de escribir aquella nota y la dejaría junto a mi collar, bajo una piedra. Sabía que me levantaría y caminaría hacia el agua, y que poco a poco me sumergería, dejándome ir. Sabía que nunca volvería. Sabía que exalaría mi último suspiro con una simple palabra "adiós".
Porque ella sabía quién debía morir. Ella iba allí donde la necesitaban, sin hacer preguntas, sin cuestionar. Simplemente asentía con la cabeza y te dejaba ir, lentamente.
Ella daba permiso para dejar de vivir:
" Puedes irte ya "
Y con recelo fui sumergiéndome poco a poco en el lago.
domingo, enero 06, 2008
Hoy me levanté con miedo, con cierto recelo y angustia al pensar en lo que viene. Recuerdo con claridad una tarde de verano, tumbada en la hierba y hablando con mis viejos amigos. Hablábamos del futuro, de algo que ocurriría mucho tiempo después y por lo que todavía no nos preocupábamos. Hablabamos con cierto brillo de ilusión en los ojos, y a la vez, con mucha, mucha tranquilidad. Teníamos 17 años y éramos jóvenes, niños que soñábamos con futuros inciertos. Hoy ese futuro llegó, ya es presente. Nos quedan pocos meses para terminar, para decir adiós a los amigos, a los libros y a las paredes de la facultad.
Nunca pensé que me daría tanta pena terminar algo, o quizás no es tanta la pena y si mucho el temor a lo que vendrá. Porque no sé, no sabemos qué viene. Nadie nos ha cogido y nos ha sacudido gritándonos ¡tranquilos, todo va a salir bien!
Unos se irán, otros quedarán por el camino y muchos no sabremos ni qué hacer. Nos sentaremos en la hierba y desearemos estar de nuevo en aquella tarde, en aquel lugar y en aquellos cuerpos. Cuerpos de gente con todo por vivir y todo por soñar. Sin aparentes preocupaciones, simplemente sintiendo el calor del sol en la cara y dejando fluir la imaginación.
Quiero volver a aquella tarde y volver a empezar, que alguien me de la oportunidad de poder disfrutar de nuevo de todo lo que vivimos en estos 5 años y quiero volver a arrepentirme de muchas cosas. Quiero volver a tropezar y caer, y levantarme de nuevo tantas veces como sea necesario. O sino... que alguien venga y me diga... ¿y ahora qué?
Nunca pensé que me daría tanta pena terminar algo, o quizás no es tanta la pena y si mucho el temor a lo que vendrá. Porque no sé, no sabemos qué viene. Nadie nos ha cogido y nos ha sacudido gritándonos ¡tranquilos, todo va a salir bien!
Unos se irán, otros quedarán por el camino y muchos no sabremos ni qué hacer. Nos sentaremos en la hierba y desearemos estar de nuevo en aquella tarde, en aquel lugar y en aquellos cuerpos. Cuerpos de gente con todo por vivir y todo por soñar. Sin aparentes preocupaciones, simplemente sintiendo el calor del sol en la cara y dejando fluir la imaginación.
Quiero volver a aquella tarde y volver a empezar, que alguien me de la oportunidad de poder disfrutar de nuevo de todo lo que vivimos en estos 5 años y quiero volver a arrepentirme de muchas cosas. Quiero volver a tropezar y caer, y levantarme de nuevo tantas veces como sea necesario. O sino... que alguien venga y me diga... ¿y ahora qué?